viernes, 7 de septiembre de 2007

Docentes, no docentes y alumnos impidieron que sesionara la Asamblea Universitaria

El de arriba podría ser el titular de cualquier página de cualquier diario que hace la crónica de como un grupo de inadaptados impide que el máximo órgano de gobierno de una Universidad Nacional sesione.

Pero también podría ser el titular que describe la situación de varias de las Asambleas Universitarias de la Universidad Nacional de San Luis. Sólo que nadie cortó el paso, el grupo que lo impidió no son inadaptados, patoteros, anarquistas, vagos, piqueteros de la académica, o del patoterismo sindical académico. Son mis colegas, alumnos y no docentes.

El Miércoles pasado con 25 asistentes 12 menos de los que se necesita para tener quórum y 44 menos de los que se necesitan para que todos estén presentes, nuevamente la Asamblea Universitaria de la UNSL, no pudo sesionar.

Quedan en el tintero la mitad de los temas propuestos, queda una semana para el cambio de autoridades.

El universitario promedio es una persona que acostumbra a legitimar absolutamente todo desde el poder que le confiere sentirse un intelectual. Por ejemplo alguien dice cosas como que - a la gente no le interesa hablar de estas cosas (lo que se discute en una asamblea). Dicho esto por un conjunto de personalidades de la académia, queda absolutamente justificado no asistir o no prestarle atención a ni más ni menos que una asamblea universitaria.

Lo que confunde el universitario o al menos lo que no quiere aceptar, es que además de estar inserto en un sistema meritocrático esta en un sistema que se precia o tiene reglas democráticas.

Son los mismos que critican al piquete. Los mismos que condenan el paro, los mismos que condenaron la toma. Son los mismos, afortunadamente no todos los que en una mezcla milagrosa de sabiondos y suicidas todavía enseñan dados, timba y la poesía cruel.

Antonio Mangione

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