viernes, 7 de septiembre de 2007

Dilema

Recientemente ha quedado en evidencia con más fuerza que nunca, que la Universalidad Nacional vive fuera de la norma. Las autoridades y la comunidad consiente pasiva o activamente que la norma no se cumpla. Con la misma autoridad reclama cuando sus intereses no son satisfechos.

La UNSL lleva años incumpliendo su Estatuto. Incumple varias de sus normativas que rigen ni más ni menos por ejemplo el devenir académico de la institución por ejemplo, régimen académico y las ordenanzas de concursos y relacionados.


Hoy podemos decir que hace más de 10 años que la UNSL incumple con el sistema que protege, valoriza, realza, meritúa el proceso del revalidación de un cargo. Si bien existe preocupación hace 10 años que los expedientes no contienen todo la información que la ordenanza requiere. Entre otras y sólo por familiaridad con otros textos de este espacio, la opinión de los alumnos de los cursos y sus docentes.

Ahora se plantea un interrogante muy interesante. hagamos de cuenta que soy jurado externo y vengo a la UNSL a tomar una reválida. Hoy sin ir mas lejos el Consejo Directivo de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia, aprobó llamar más de 4 reválidas de cargo que no cumplen con la reglamentación. Decía hagamos de cuenta que soy un evaluador externo (jurado) leo atentamente la reglamentación vigente antes de venir y evaluar a un revalidarte, me encuentro por ejemplo que el expediente no contiene todo lo que la ordenanza solicita o por caso el Estatuto.

¿Qué hago? ¿Pido que me cuenten toda la historia de la institución para entender por que no se cumplen las ordenanzas?

¿Tomo la reválida de cualquier manera. pensando que es un detalle menor?

¿Me niego a tomarla por que no puede ser parte del incumplimiento aberrante y sostenido de las ordenanzas?

Guardo silencio porque en mi Universidad también se incumple. ¿Denuncio?

¿Impugno el proceso una vez o antes de ser llevado adelante por error de procedimiento y forma?

¿A qué juegan las autoridades cuando permiten estas cosas? Juegan a la impunidad, juegan al respeto debido que le tienen sus colegas, juegan a que nadie se va a quejar por que algún día le puede tocar. Juegan en el mejor de los casos a que a nadie le importe.

Una inercia espantosa, una resistencia al cambio, una actitud corporativia de docentes, autoridades y uso y mala costumbre esta conformando un perfil poco deseable de una comunidad universitaria.

Antonio Mangione




Docentes, no docentes y alumnos impidieron que sesionara la Asamblea Universitaria

El de arriba podría ser el titular de cualquier página de cualquier diario que hace la crónica de como un grupo de inadaptados impide que el máximo órgano de gobierno de una Universidad Nacional sesione.

Pero también podría ser el titular que describe la situación de varias de las Asambleas Universitarias de la Universidad Nacional de San Luis. Sólo que nadie cortó el paso, el grupo que lo impidió no son inadaptados, patoteros, anarquistas, vagos, piqueteros de la académica, o del patoterismo sindical académico. Son mis colegas, alumnos y no docentes.

El Miércoles pasado con 25 asistentes 12 menos de los que se necesita para tener quórum y 44 menos de los que se necesitan para que todos estén presentes, nuevamente la Asamblea Universitaria de la UNSL, no pudo sesionar.

Quedan en el tintero la mitad de los temas propuestos, queda una semana para el cambio de autoridades.

El universitario promedio es una persona que acostumbra a legitimar absolutamente todo desde el poder que le confiere sentirse un intelectual. Por ejemplo alguien dice cosas como que - a la gente no le interesa hablar de estas cosas (lo que se discute en una asamblea). Dicho esto por un conjunto de personalidades de la académia, queda absolutamente justificado no asistir o no prestarle atención a ni más ni menos que una asamblea universitaria.

Lo que confunde el universitario o al menos lo que no quiere aceptar, es que además de estar inserto en un sistema meritocrático esta en un sistema que se precia o tiene reglas democráticas.

Son los mismos que critican al piquete. Los mismos que condenan el paro, los mismos que condenaron la toma. Son los mismos, afortunadamente no todos los que en una mezcla milagrosa de sabiondos y suicidas todavía enseñan dados, timba y la poesía cruel.

Antonio Mangione